lunes, 11 de marzo de 2013

Intermedio - Una nueva esperanza

Se perfectamente que después de un tiempo, cuándo Yuelio se aburre, provoca que el cuerpo que esta residiendo se suicide. El esperanzador de los ojos verdes es cruel, pero es parte de su personalidad nómada que llegando a un punto en el que encontrarse dentro de un cuerpo, se vuelve una prisión que lo asfixia. Su única opción de seguir viviendo es terminar con toda la esperanza dentro del cuerpo en el que vive, y éste hacía el resto.
Es por ello que ahora el pobre se encuentra subido al techo. Sin zapatos, siente cómo el viento de la madrugada lo engulle. El cielo negro no le permite ver ni una estrella, y las luces de la calle le parecen insignificantes.
Una última bocanada.
Sus ojos se cierran y presionan en una plegaria.
Su única salvación, un antiguo amor que ocasionalmente le muestra piedad, se encuentra sin ganas de ir con él, en una taberna tratando de animar a otro amigo que curiosamente había perdido la esperanza, después de unas cuántas cervezas.
Sus dientes se cierran con fuerza, no quiere morir pero no quiere seguir en un mundo que no lo necesita o presta atención. Dónde siente que las miradas lo consumen cuál bestias feroces muertas de hambre y consumen cada una de sus células.
Estaba a punto de dar el paso que estrellaría sus pensamientos y los desparramaría en la calle, cuándo unas pequeñas plumas blancas lo distrajeron.
Estas pequeñas y níveas señales lo obligaron a dejar su vista del suelo. Su mirada se elevó, y quedó atónito ante el espectáculo que ahora había ante sus ojos. Un joven de piel de mármol, cabello largo, caoba y prominentes alas color nieve se encontraba volando sobre él . Sus ropajes eran sencillos, una camisa polo de uno de los colores más parecidos a la miel y un pantalón café. El joven se hallaba descalzo.
- Buen día - Sonrío, de manera muy maternal y descendió frente al joven de cabello oscuro que era el receptor del mago de la esperanza. - Es muy temprano, tanto que el sol no se ha levantado. ¿Qué podría estar haciendo un alma cómo tú en este lugar?-
-Irme de este mundo... nunca es muy temprano o tarde para ello... sólo hay hay un tiempo...-
-Ridículo, no puedes estar seguro que tu tiempo es ahora...
-Creo poder determinar eso...
-Por supuesto que no... tu vida es tan importante como la de todos, y no sabes lo que el mundo te tiene preparado. Es probable que tu vida tenga un propósito más trascendente.
- ¿Trascendencia? Sólo soy una jaula para algo que ya no quiere estar más en este mundo - El ser alado no comprendió o tomó importancia de la frase y rodeó con sus brazos al joven.
-No puedes decir eso. Decir eso contradice todas las posibilidades. Tu existencia ya te muestra necesario. - Sus palabras aunque maternales, hechizaban el ambiente, su cariñosa voz era hasta cierto punto lasciva y atractiva. La serpiente tentaba con amor al joven, a morder el fruto que podría salvar su vida. - Te necesito...-
El abrazo fue suave y reconfortante, unas lágrimas salieron del rostro del joven pelinegro y mientras lloraba de felicidad, sus ojos comenzaron a perder vida.
- Yo te necesito a ti - susurró ahogando su dolor en el acto, sintiendo el calor del alado. Para él no existía nada más, ni siquiera el ser que lo tenía invadido desde antes.
- ¿No eres feliz ahora? -comenzaron las caricias. El ángel no pudo sentir cómo poco a poco el humano perdía consciencia. -  Ahora que eres mío, tu vida será más fácil, - sus manos jugueteaban con su cara y cabello - serás mío hasta que me aburra o alguien te pueda valorar más...- El alado le acariciaba el cabello, sin darse cuenta que el otro se encontraba rechinando los dientes...
- Maldito perro... - susurro... el joven que hasta hace un momento parecía haber llegado a la más plena felicidad.
- ¿Perdón? - El ángel lo separó del calor de su pecho. Se encontraba sorprendido de escuchar tales palabras de alguien, después de su embrujo.
- Una sabandija cómo tu no debería estar en este plano.  Es imperdonable que un hijo de los Grigori viniera a estropearme esto...¿Sabes lo que has hecho? ¿Tienes idea?...
El ángel se alejó un poco y sus alas se tornaron del color de la ceniza. Su maternal rostro ya era una mueca de maldad, mezclada con duda.
- Vaya eres más especial de lo que pensé... no mucha gente conoce de los ángeles "Grigori" -
- He estudiado un sinfín de cosas más, eso es posible lo menos interesante que tengo - El alado mostró una mueca de complacencia. - Ahora que has detenido mi proceso natural con tus cursilerías... ¿qué harás al respecto? -
- ¿ Tu proceso? .. - Su mueca había cambiado a una confusión total. Un vapor comenzó a rodear al joven, él cuál desapareció en un resplandor y dejó paso a la figura de Yuelio. Sus ojos verde olivo veían con odio a quién le había prohibido experimentar la agonía de la desesperación total y una muerte por la física elemental de la gravedad. - Oh... un hechicero-
- Así es... no tenías ni un derecho de meterte con el humano en el que resido. -
- Sin embargo no fue con mala voluntad... en verdad quería ayudarle... y quizás sentirme menos solo -
El ángel realmente se veía desorientado... quizás hasta cierto punto sincero en la soledad que gobernaba en su corazón. Después de una breve plática, el de ojos verdes suspiró derrotado. El ángel caído era de lo más interesante y su anfitrión se sentía irremediablemente ligado a él. Avergonzado por un acto tan humillante levantó sus manos hacia él.
- Hoy, siendo quien vigila la esperanza .... lo juro - Al principio el ángel lo vio extrañado, pero comprendiendo inmediatamente el sistema, imitó al hechicero, lanzando sus brazos hacía él.
- Hoy, siendo quien vigila la bondad ...lo juro -
Sus voces comenzaron a ser una sola ...
-No me apartaré de ti, hasta que así lo desees... o encuentres alguien que te de el valor que mereces..- Sus manos se entrelazaron y el pacto quedó sellado. Esa noche el hechicero no volvería a su sueño... pero quizás no estaría tan aburrido...


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