martes, 12 de marzo de 2013

Intermedio Secondo - Diversión ligera

El calor que se sentía era intenso, y aún con la sombrilla que Yuelio llevaba, podía sentir los potentes rayos del sol del desierto. Sólo a Longdrak, el disciplinado hechicero de la fortaleza, se le podría ocurrir algo así. Una actividad, para alejar el aburrimiento de ambos un momento.
Longdrak era un híbrido nacido entre la unión de un dragón y una humana. Su sangre mezclada trajo consigo miserias y problemas, que él pudo superar gracias a su tremenda fortaleza y gentileza. Justo antes de morir fue reconocido con el rango de hechicero, por la bruja de la generosidad. 
Tenía un carácter sencillo y hasta cierto punto juguetón, pero en cuánto las cosas se tornaban serias, se volvía intensamente estricto. Este tipo de características lo volvieron un excelente candidato para el senado de magia, del territorio dónde el esperanzador residía. 

- Tranquilo - Había dicho el medio dragón - No creo que sean de tus juegos de mil años. Calculo que máximo puedes tomarte dos días, aunque a mi me tomó menos de diez minutos. - Longdrak sonrió para sí. El de los ojos verdes sabía perfectamente que dándose a sí mismo fortaleza mental, Longdrak podía hacer cálculos de probabilidad que ningún humano o computadora actual podrían hacer... un acertijo no era nada para él.
Por fin después de caminar un rato por las arenas de un desierto inclemente y desolado llegaron a un lugar dónde se encontraba un hombre con todo el estilo de un vaquero con un revolver. El hombre estaba totalmente congelado en el tiempo y apuntaba su arma directo al piso mientras se recargaba en un muro hecho de ladrillos. Dentro de la arena sobresalían cuatro cabezas, desplegando sombreros de color negro y blanco.
-¿Qué es esto? -
- Es un acertijo muy sencillo - Longdrak mostró sus colmillos en una amplia y divertida sonrisa. - Estos cuatro miserables fueron enterrados por diversión. El hombre que esta ahí es un asesino pagado, él cuál tiene la intención de volarles la cabeza, si en menos de diez minutos no responde al menos uno de ellos, de que color es el gorro que traen puesto. De hecho usualmente uno de ellos contesta. Lo que tienes que averiguar es ¿Cuál de ellos y por qué? Le he quitado en este momento la fortaleza para pensar por lo que necesitarás darle esperanza para reavivar esa fortaleza... de lo contrario morirán -
- Esto es muy fácil, sólo tendrían que decirse que color lleva el otro. -
-Tsk, tsk, sabes que para eso hay reglas. - Longdrak enumeró las reglas del juego. Estas aparecieron frente a Yuelio en un familiar color rojo
- Esta prohibido que digan más que el color del gorro que traen puesto. 
- Es imposible que volteen para cualquier lado. Sólo pueden ver al frente de ellos y a los que están enfrente que no sean tapados por la muralla. 
- La muralla previene que el primero vea a los otros tres, y que los otros tres vean al primero.
- La respuesta no fue dada por suerte, es 100% segura y fue dada antes del tiempo requerido, pero no de inmediato. 

- Esos gorros no pueden tirarse, por lo que no pueden tirarlos y ver qué color son. 
- El muro esta hecho de ladrillos, es impenetrable a la vista. 
- Los enterrados tienen 10 minutos para responder. 
Finalizando las reglas el medio dragón desapareció en una nube de humo.
Una silla apareció justo detrás del joven de ojo verde y éste se sentó a pensar. El tiempo había vuelto y ahora podía ver a los cuatro hombres sollozando desesperados sin saber qué decir. El del revolver lo acariciaba cómo si fuese una mascota y reía burlón de la tragedia de los enterrados.
- Esto es ridículo - masculló Yuelio apuntando a uno de ellos con su dedo - Tú, ten esperanza, de decir un color. Tienes el 50% de vivir o morir. -
El joven abrió la boca y dijo el color incorrecto.
En un segundo, el cuatrero le había volado la tapa de los sesos. Los gritos no se dejaron esperar de sus compañeros. Uno por uno fueron apagados por el tronido de un balazo.
- Ups - musitó el hechicero.
Detrás de él, las reglas que seguían flotando, se transformaron en una lanza que atravesaron sin piedad el pecho de Yuelio.
- La respuesta no fue dada por suerte, es 100% segura
Los ojos se le abrieron como platos soperos mientras bastante sangre comenzó a salir de la herida y de su boca.
-agh.... agh... entiendo... - en un ademán de su mano, las cuatro cabezas se restauraron y el vaquero olvidó que les disparó. La lanza desapareció de su pecho y las reglas volvieron a aparecer. - Mierda... mejor lo pienso o estaré de nuevo cómo alfiletero en 10 minutos.
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Longdrak entrenaba en su dojo. Miles de pequeños cachorros de lobo le sostenían las tablas que debía derribar. "Magia sana en cuerpo sano" era su frase por lo que entrenaba diario y les enseñaba a un cierto número de crías de hombre lobo, los beneficios de las artes marciales. De una sola patada destruyó cincuenta tablas y apagó cien velas. Sus alumnos aplaudían impresionados.
De repente una mariposa de color esmeralda entró volando y se posó en el pie que había dejado levantado para dar la patada.
- Oh ya terminaste...-
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En un segundo se dejó llevar por su humo al desierto, en dónde el de ojos verdes se encontraba descansando en una silla. Sus vestimentas, llenas de sangre por todos lados y su respiración algo agitada eran prueba de las ocho horas que llevaba enfrascado en el juego.
- Sólo te tomó ser acribillado 64 veces para resolver esto. Estoy sorprendido.-
- 70, añadiendo los errores cometidos e infracciones a las reglas. - El medio dragón soltó una pequeña risilla.
-Cómo te gusta el número 7... - Longdrak sabía perfectamente que Yuelio alcanzó su rango después de sufrir durante más de 7000 años... miles de heridas, muertes y decepciones dieron el temple necesario para seguir sobreviviendo a base de esperanza y darse a sí mismo el rango de hechicero.
- La solución era sencilla... sólo tenía que estar seguro de una cosa y leer sus esperanzas de sobrevivir me dio la clave. -
- Ajá-
- De realmente querer vivir, el primero que supiera su color lo diría. El último en la fila tiene la oportunidad de ver los dos sombreros de sus compañeros, por lo que si ambos fueran blancos o negros, él ya sabría que color tiene y lo hubiese dicho... no lo dice porque no sabe... y eso le da una pista a... él . - El de ojos verdes señaló al hombre de blanco entre los dos hombres de negro. - Anda ten esperanza de seguir vivo... evalúa lo que te rodea... -
El hombre que lloraba de miedo y flaqueaba en fortaleza mental con el sombrero blanco detuvo su llanto.
 - Tú eres el único que puede saber con certeza... - su mirada volvió a dirigirse a su compañero hechicero - de ver a su compañero de atrás confundido... sólo podría concluir que su sombrero y el de su compañero que puede ver, son diferentes. Por ende... si su compañero de enfrente es negro... él es... -
-¡Blanco! - gritó el hombre ahora lleno de esperanza de salir vivo de ahí.
-¡Correcto!- Sonrío el cuatrero quién después de reír y felicitarlo, le metió al feliz hombre un balazo entre los ojos.
- Por un momento creí que los dejaría vivir... -
- Si... si... no pierdas las esperanzas... quizás en otro mundo -
Los gritos volvieron a escucharse mientras ambos hechiceros se retiraban. Esto era común entre sus juegos pues habían perdido durante sus jornadas lo humano que les quedaba. 

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