viernes, 24 de julio de 2015

Alice la bruja del espejo.

Espejito, espejito , la bruja tararea. Miles de reflejos ocultan su verdadera forma. Pequeña  y llena de desesperación la pobre solía tener una parte humana. Temerosa de la terrible soledad su adaptable persona le permitió ser comprensiva, empática e indulgente, con esa capacidad de entender que todas las personas tienen destinos y prioridades, ella permitió nunca ser la primera o la más importante.
Con el tiempo sintió que en ese mundo que ella había vivido ella nunca fue importante para nadie o para nada. Se sentía frustrada y olvidada por el propio seno que la vio nacer.
Sin embargo su persona se llenó de fascinación y amor. Todas sus expectativas se vieron cumplidas por un ser que irradiaba luz. Era una luz que ella soñaba reflejar, que ella soñaba poseer. Comenzó a intentar llamar su atención, sin embargo, la paciencia, la comprensión y la empatía son valores que uno aprecia en su pareja una vez que la tiene, no es algo que llame la atención. Derrotada y decaída comenzó a refugiarse en imitar gente que admiraba para poder tener algo mostrar. Fue fuerte y fue delicada, fue juguetona y seria, fue una santa y una cualquiera.  Exploró todo lo que había y trato de ser perfecta, e incluso una noche lo deseó con todas las ganas, "Quiero ser amada por quién soy" y una lúgubre voz le respondió "Es un trato".
De pronto la gente comenzó a acercarse, se hizo de amistades y personas cercanas. No comprendía la facilidad que tenía ahora para tratar a todos hasta que se dio cuenta en un momento de lucidez en el que se vio al espejo. Su rostro y personalidad cambiaba con cada persona, convirtiéndose en lo que ellos anhelaran. Pero ella quería que ellos le quisieran. A ella... él... eso...porque ella siempre fue fuerte y alegre...no... era recluida, era sadista, era sumisa, era una perra egoísta... era ... era... y en ese momento algo dentro de ella se rompió.

Mirrorby 25kartinok

Un grito desgarrador sonó en la ciudad cuándo ella explotó y lo consumió todo en la oscuridad. La ciudad fue devastada y sus habitantes se convirtieron en espejos. Ella se encerró a si misma en el centro del laberinto y desesperadamente rascaba su ahora vidriosa piel. Su ser se había transformado en una bestia humanoide con la carne expuesta y llena de vidrios enterrados. Pero su dolor venía más allá, provenía del saber que se quedó sola por su deseo, sola por no saber quién era. Sus aullidos, lamentos, y las palabras desvariadas aún suenan en el centro de su laberinto de espejos, esperando que alguien le vea y reconozca.
Dentro de los espejos de vez en cuándo aparecen reflejos de lo que solía ser, y saludan a los pasan cerca. Al entrar al laberinto caes en esa ilusión de confianza. Sin embargo ¿será alguien el valiente que llegue al centro sin transformarse en un espejo roto? Ella sólo espera que alguien pueda llegar a ella.

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