lunes, 29 de abril de 2013

Piezas


Yu suspiró, dejando de lado uno de los libros de la pila que tenía acomodados en su recibidor. La biblioteca estaba vacía cómo casi siempre y el silencio flotaba en aquél enorme edificio. Por todos lados libros de todo tipo esperaban pacientemente el roce de una mano que los tocara y una mente curiosa que los leyera. Letras hechas por teóricos, poetas, investigadores, soñadores y algún fulano con el sueño de ser un gran escritor, dormían con ese ferviente deseo de ser compartidos y opinados, o de pasar el más grande secreto en la historia del mundo.

Otro suspiro cortó el silencio del lugar, y el joven de cabellos del color de las plumas de un cuervo, se desplomó sobre el recibidor. Amante de las historias y lecturas, Yu era de las personas que se quedaba dormido con algún libro abierto. Una vez que terminaba uno, empezaba otro y no podía parar más que parar para atender una que otra necesidad natural con urgencia. Su adicción a las historias lo habían hecho también seguidor de películas, historietas , videojuegos...
- "Toda historia merece ser escuchada y las buenas deben ser disfrutadas" - Fue lo último que le había dicho a su último amante, un escritor que no pudo contener los celos a que el bibliotecario disfrutara otras historias. El bibliotecario era una gran fuente de información para varios aspectos de la vida, ya que hasta textos prohibidos, documentos secretos y confesiones eran parte de su adicción cotidiana.
Recientemente un grupo había venido a contactarlo varias veces. A él, cuya biblioteca ya nadie solía visitar por su excéntrico guardián. Habían venido por conversaciones sobre el mundo y lo que pasaba, sobre enemigos y rivales, sobre nuevos descubrimientos en campos médicos, forenses, psicológicos, organizaciónales,  militares, entre otros muchos más.
El cabello de Yu comenzó a tornarse blanco poco a poco. Los pensamientos comenzaban a desbordarse nuevamente.
Una risa algo desquiciada rompió nuevamente el silencio.
-Ah estas personas... esta organización - Una mueca de felicidad apareció en bibliotecario con piel color canela.
- Son tan divertidos... - sus ojos se hincharon -  ... tan apasionados... - mordió su labio inferior-  tan interesantes- otra risa enferma llenó las paredes de la biblioteca -... No se cómo describirlo pero indudablemente quiero seguir sus historias. - El bibliotecario comenzó a moverse de manera extraña, y sin sentido, por la biblioteca. Danzando sobre los pisos de mármol, declarando su amor infinito y riendo cuál enfermo mental.
-¿Qué historias? - una suave y lenta pero firme voz de una mujer interrumpió las risas... Yu sintió un escalofrió correr por su cuello y su cabello se tornó de nuevo oscuro.
-Oh muy buenos días, viene por las noticias de hoy señorita Cassand...
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Miles de plumas escribían en pergaminos amarillentos, mientras Yuelio supervisaba los escritos sentado en su sillón color oliva.
- ¿Qué haces? - la voz de Cassidy llenó la habitación, dónde el esperanzador se encontraba.
 los cuáles cayeron al piso en el momento en que la hechicera de cabello azul entró al recinto principal.
- Nada... no es nada.... ¿Quieres café? Siempre es buena hora para un café. - Las mejillas de Yuelio se sonrojaron suavemente... Algún día tendría el valor de poner su pieza en ese juego.

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