viernes, 20 de julio de 2012

Jueves de Yopo I

La tarde era totalmente perfecta para un paseo. Heine dió unos cuántos pasos por el asfalto mientras los humanos que no la veían cruzaban de un lado para otro.
- Demasiada gente.. - pensó ella mientras jugueteo con su sombrilla de color verde limón. Todos con un implacable sentimiento de prisa. Todo mundo tenía, debía, quería llegar a tiempo, sin tiempo realmente. Sólo tenían ese deseo que parecía perseguirles de llegar a salvo a su casa y hacer alguna otra actividad que la que estuvieron haciendo durante el día.
Yuelio en un momento más saldría también de su trabajo y ya tenía la agenda lista para la noche. Una visita para celebrar la felicidad de varios de sus amigos. Todos los que consideraba amigos habían sido bendecidos con un pequeño hechizo de felicidad y esperanza. El hechicero sólo quería regodearse de ver los resultados antes de que quizás se desplomarán en otro vacío. Tenía que admitir que ver a sus amigos desilusionados era parte de la macabra diversión, pero para eso debía verlos en la punta de la felicidad, lo cuál le provocaba también una sensación de alegría y cumplimiento.
Heine veía las nubes del cielo y sonrió...
- Mejoremos el día - Un ligero soplo alborotó al viento y junto las nubes de lluvia. Se golpearon unas a otras y el impacto obligó el comienzo de la lluvia.
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Yuelio se quitó los tenis y los arrojó junto a sus húmedos calcetines a una esquina de su habitación. La lluvia la pudo detener perfectamente por arriba, haciendo que ni un cabello se le mojara, pero eso no le evito pisar charcos y sentir cómo la humedad penetraba en sus pies, sin un lugar para salir después.
Se cambió y eligió unas sandalias para salir en la noche. Nada elegante, pero no esperaba ligar en esta ocasión. Zak dormía plácidamente en la cama, y parecía no tener intenciones de comer, por lo que las erecciones y deseos carnales estarían fuera de la noche. Al salir se topó con la sorpresa de ver a los padres de Copper, éste en su forma humana veía frustrado el espéctaculo del reacomodo de su cuarto.
-Buenas noches - Sonrió Yuelio torpemente. Esperaba su llegada, pero realmente no esperaba verlos. Al parecer le trajeron unas cuantas cosas más para subsistir en casa. Olvidando que eran sólo el hechicero de esperanza y Yoshua quienes habían tomado posesión de la cocina, los padres habían traido varias raciones de carnitas y utensilios de cocina poco frecuentes. Al recibir la contestación y entrar en una pequeña charla sin sentido, les deseó buen viaje y se retiró del lugar.
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Llegó a tiempo para ver a Yopo, el inexpresivo hechicero informático platicar con la humana que había traído a los ya tradicionales jueves de embriaguez. Los demás, puntuales como siempre aún no llegaban. Heine miró por el hombro de su creador y observó a la humana.
- Tiene potencial -
- ¿Crees? La veo desesperada pero de esas desesperaciones que son empalagosas. - Esa señorita sólo tenía la cabeza pensando en mujeres y lo sola que se sentía. - Ya veremos -
Después de los habituales saludos y un poco de cerveza de barril, comenzaron a llegar los demás. Dos humanos más traídos por Yopo, la pareja de Fred y Mina (tocando la curiosidad que últimamente Mina llegaba antes que Fred, él solía ir por ella), y finalmente hizo aparición Void con su nueva novia, una simpática oráculo de luz. Últimamente le había estado recriminando a Yuelio su falta de atención en él. -- Yu - le siseaba, visiblemente disgustado por la poca importancia que le puso en las pláticas. Sin embargo el pelinegro ya se sabía esos pucheros y sabía que sólo era necesario contestar unas cuantas preguntas bobas y hacerlo reir a más no poder para dejarle satisfecho de nuevo. La noche corrió amena entre cervezas, vino, comida y compañía. En un pestañeo también había aparecido Ren que había dejado a su amada hace unos momentos en el aeropuerto.
-Un brindis - jugueteó el hechicero de esperanza con su copa de sangría, una sabrosa combinación  de vino tinto, jugo de naranja y pedazos de manzana verde que flotaban cual icebergs en la bebida - un brindis por tantas ocasiones buenas. Ren consiguió trabajo, Yopo ingresó en el curso que quería y por las felices parejas de Void y  Fred - Copas y tarros chocaron en el aire y el ánimo mejoró en la noche. 
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Al regresar Yuelio a su casa, Heine le sonrío...
- Sabes bien lo que sigue... -
- Por supuesto... - su cuerpo se tumbó ebrio y feliz... - después de todo tu heredaste el título de hechicera de esperanza, yo por mi lado... seguiré siendo... el oráculo del orden y del caos. -
La sonrisa de Heine se amplió en una mueca, también veía lo que venía y sería de lo más interesante.

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