viernes, 20 de julio de 2012

La lujuria en la lluvia - Zak

Yuki no paraba de hacer preguntas bobas o sin respuestas. Heine ardía en deseos de escuchar otra voz o al menos alguna forma de callar a Yuki por lo que sin perder tiempo se había dirigido al baño de la casa. En algún tiempo pudo haber sido un lugar exquisito decorado al puro estilo griego, con columnas, piso de mármol y una alberca que hacía de tina. Repitiendo, que sería exquisito de no ser por la lama que rodeaba las estructuras y las hierbas malas enredándose en las estatuas y columnas.
Al centro de la piscina se encontraba una exótica estatua de ópalo de un hombre de sensual figura y mirada perdída.
- Zak... - susurró Yuki al darse cuenta de la figura.
- Así es...es tiempo de levantarlo. - Heine le dió una chupada a su pipa, soltó una humareda que se transformó en unas luminosas y pequeñas mariposas azules. A su vez Yuki tocó con ambas manos el frio del mármol y alredor de la estatua unas rosas de color azul comenzaron a crecer. En un momento las mariposas se habían perdido en un tornado envolviendo la estatua mientras las rosas la envolvieron por completo como una tela de araña. Ambos estaban concentrados, ojos cerrados recitando intercaladamente
- Despierta eterno casanova... - la habitación comenzó a bajar de temperatura...
- Despierta lujuria tormentosa.. - las plantas y hongos a congelarse ...
- El deseo del río torrencial... - el agua se volvía sólida...
- El deseo de la lluvia...- el viento aullando, las flores creciendo por todos lados...
- De cubrirlo todo - Corearon ambos.
Una luz cegadora, y en vez de la estatua se encontraba un apuesto hombre que no pasaba de los 25, piel blanca como la nieve, ojos claros y azules, y el cabello de un color azul rey. Las flores y las mariposas habían desaparecido por completo. Bajó con movimientos felinos de dónde estaba postrado y comenzó a andar hacia sus compañeros. A cada paso que daba, el agua retomaba su estado líquido, sin embargo el caminaba sobre ella con mucha gracia sin hundirse en ella.
- Ya era hora... - su voz engatusaba y su sonrisa hechizaba. Sensualmente se acercó hacía Heine y su rostro lo colocó frente al suyo - ¿Ahora eres mujer? Vaya no te gustaría ver lo que podemos hacer con ese cuerpo tu... -
El golpe directo de un libro sostenido por Heine no se dejó esperar. Zak perdió la concentración y de su cabeza resaltaron  sus orejas de lobo, la cola se ondeó disgustada y sus colmillos se mostraron a la ofensiva.
- Aunque tengas un cuerpo femenino sigues teniendo un carácter poco agraciado. -
- Ese trabajo es tuyo ¿no? ser el social, el seductor...  - Heine sabía que se necesitaba tan poco para contentarlo y hacer olvidar...
- ¿Te parece? - el ego del peliazul se inflaba. Zak era literalmente como su elemento, cambiaba claramente y rápido de estado, era indetenible y andaba por dónde sea. Los filosos colmillos le servían mucho puesto que tenía sangre vampiresca y de hombre lobo, un monstruo de seducción sediento de poder, sangre e interacciones carnales, lo demás (fuera de su familia) le era totalmente indiferente (aunque a veces para él también le eran indiferentes). Zak podía manejar al agua en cualquiera de sus estados lo que lo convertía en un guerrero bastante peligroso, pero era demasiado perezoso para poder ser un real peligro. - ... ¿Entonces? Ya sólo falta nuestro angelito... - Los ojos de Yuki se abrieron como platos soperos...
-¿C..c...Coro? - Las lágrimas se amontonaban en sus ojos, el terror era notable
- Oh... si, se alegrará de verte... - Yuki sólo pudo dar un trago de saliva.

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