martes, 24 de julio de 2012

El cumpleaños del Lobo de Papel

El fin de semana fue muy atareado. Muchos pendientes, asuntos y cosas por hacer. Heine le dió una bocada a su pipa y al exhalar, un aroma a menta llenó la habitación.
- Hoy es día de fiesta - Apresuró Zak, entusiasmado por el evento.
Hace ya varios años que un mítico hechicero de historias, en un día de aburrición decidió hacer su vida más salvaje y para plasmar esa sensación de uno de sus libros más queridos arrancó varias de sus páginas y con todo ese papel creó un licantrópico animal. Tan legendario fue ese hechicero que una vez transformado en un salvaje lobo de papel, seguía siendo la fascinación de todas las entidades mágicas. Por lo mismo su cumpleaños era una de las fiestas más esperadas en todo el territorio. Las invitaciones no eran excasas pero si muy específicas y no todo el mundo podía entrar, sólo la crema y nata de criaturas mágicas.

Pero volvemos a que fue un día lleno de ocupaciones. En la mañana los cinco habían ido al invernadero...  que después de un arranque de ira muchos de los retoños habían sido eliminados pero los que quedaban seguían siendo tratados con todo el amor que podía proveer el de los ojos verdes.
Uno de sus brotes favoritos era una flor hermosisima que sólo se abría cuando nadie la veía.
Después de hablarle un rato de tranquilidad, cambios y política, mientras regaba sus delicados y blancos pétalos, la flor correspondió abriendose un poco. Yuelio suspiró alegre... aunque nunca floreciera, esa flor al igual que muchas de las que quedaron le brindaban una cálida sensación que lo dejaban sentir un rato vivo. Heine se puso a su lado mientras regaba un pequeño brote nuevo.
- No necesitas estas cosas para sentirte así - soltó de manera casi desinteresada.
- Lo sé... y aún así disfruto tener esa sensación - Heine lo miró triste... él sonreía un poco pero sabía que su dolor le partía más al fondo.

El día continuó con trivialidades cómo experimentos, limpieza del laboratorio, revisar cómo iba la crianza de algunas de sus criaturas mágicas y un poco más tarde se disfrazó de humano para hacer lectura del destino. Siendo un oráculo era de lo más divertido porque sabiendo ver el pasado o el futuro de las personas, podía decidir entre las decisiones que le traerían una historia más interesante. Aprovechó su disfraz para hacer algunos quehaceres mundanos y finalmente se dirigió a las afueras de la ciudad para la fiesta de su lupino amigo.

Zak se cepillaba la cola frente a un oscuro callejón cuándo al fin Yuelio llegó al punto indicado a la invitación. El callejón parecía un depredador esperando pacientemente a su presa, unos pasos dentro y no se vería nada, de adentrarse no había marcha atrás.
- Creí que estarías dentro ya....- Zak le volteó a ver algo molesto por la observación
- Mi deber era esperarte, ¿no es así? -
- Tú sólo vienes por el cóctel de veneno de Kraken...-
- No, también vengo por la cantidad de gente alcoholizada y lasciva- El hechicero soltó una risilla y comenzó a integrarse en la oscuridad absoluta del callejón seguido por el ojiazul.  
Unos minutos más tardaron en caminar en la plena oscuridad, a través de botes de basura y animalillos muertos. Justo cuándo creyó que ya no había humanos a la vista, cerró su puño y al abrirlo un mirlo luminoso salió de ella. El ave los guió un trecho pero su brillo no duraría mucho pues en una vuelta, fue atrapado por unas fauces llenas de dientes filosos. 
Yuelio se acercó y de las sombras apareció un joven que no pasaba de los treinta, su apariencia era algo descuidada incluyendo su poca barba en su piel blanca y sus ojos de color amarillo que partían la oscuridad. Limpió su boca con el brazo y se limpió en sus jeans rotos.
- Gracias por el regalo, tan atento como siempre - 
- El placer es mio mi estimado controlador de historias y destinos... John, hace ya rato que no te veo... 

John los condujo a lo que pareciera ser una bodega, llena de criaturas mágicas de diferentes tamaños, formas, colores y especialidades. En poco tiempo, Yuelio se despojó de su disfraz, extendió sus alas y se integró a un grupo dónde sus amigos platicaban animosamente. Entre tanta confusión y alcohol los humos subieron por todos lados. Zak ya coqueteaba con un joven fauno y no se dió cuenta cuándo uno de los hechiceros invitados comenzaba a echarle bronca al alado hechicero.
-Es tu culpa - vociferaba una y otra vez llevado por las especias en la bebida del Kraken.
Pierre, un hechicero de segunda categoría, era reconocido porque pese a que no era nada desagradable a la vista y solía ser una persona buena, su forma de ser era totalmente repulsiva. Carecía de aprendices y pasaba sus tardes disfrutando de licores con la gente que caía en su hechizo de atracción.
- ¿Qué es mi culpa? - balbuceo el oráculo, llevado también por la cantidad de cerveza de moras, cócteles de veneno de Kraken y una delicadeza de postres envinados.
- Mencionaste palabras prohibidas - La lengua del oráculo chasqueó unas pocas veces antes de soltar a una velocidad insana.
- Decir palabras sin contexto no tiene nada de malo, y no puedes crear cosas prohibidas, no tienes autoridad para...- sin embargo no le habían dejado terminar cuando una Orco vestida elegantemente de ricas ropas de terciopelo rojo le asestó una bofetada. Yuelio cayó al piso y comenzó a reirse.
Zak lo observó unos cuantos segundos antes de volver a coquetear con el jovencillo con patas de chivo.
- ¿ No venías con él? - preguntó el fauno.
- Estará bien - Sonrío galantemente sin mostrar sus colmillos - ¿Es cierto que ustedes tienen muy buen aguante?-
La orco volvió al ataque cerrando el puño y propinándole al alado que tambaleaba muerto de risa otro golpe que lo hizo volar y agrietar una pared contigua. 
- No le veo la gracia -masculló Pierre, sus ojos brillaban de color violeta al igual que los de la orco. 
Muy pronto varios más de los invitados se abalanzaron con ojos de color violeta al cuerpo de Yuelio. Golpes, mordizcos, rasguños... pero el alado no se defendía, al contrario se dejaba despedazar como trapo viejo, sus risotadas seguián  y se perdían entre los rugidos y gruñidos de los invitados.
- Ay Pierre...- soltó el oráculo antes de escupir un poco de sangre - Hasta parece que no sabes que nunca debes venir con berrinches conmigo, no suelo llevarlos bien... -
Yuelio mostró los dientes en una mueca parecida a una sonrisa, mientras su ilusión se desvanecía. Los invitados que quedaban sin hechizar de la fiesta salieron del trance para ver la realidad de las cosas. El alado estaba intacto a espaldas del hechicero de ojos violeta. Pierre tenía enterradas sus propias uñas en su cuello, y sus muñecas estaban roidas por sus dientes. Un espéctaculo que sólo Zak vió con clara naturalidad.

Al haber chasqueado la lengua dos espejos no mayores a un dedal habían aparecido en los ojos de la Orco, por lo que al haberla intentado hipnotizar, Pierre se había hipnotizado a sí mismo. Yuelio comenzó la ilusión de la pelea en cuánto le explicaba la situación a su amiga. Zak al ver a su creador bien volvió al jovenzuelo que había caído redondo en la fantasía.
- Quisiera golpearlo... - rugió ella en molestia
- Tengo una mejor idea, en la cuál no tendrías que maltratar tus uñas, ¿te hiciste manicura verdad? - La orco se sonrojó al ver que alguien había notado el color esmeralda con el que había decorado sus enormes uñas.
Lo demás fue obvio, Pierre vió lo que Yuelio quiso. Al mandato de la de uñas verdes esmeralda Pierre comenzó a rascar su cuello de manera desesperada, y a morder sus muñecas cómo si quisiera comérselas. 
- Oh querida ¿apostamos? ¿Qué pasará primero? ¿Se desangrará o perderá alguna de sus dos manos? - Ambos se soltaron a reir mientras los demás invitados no veían el progreso sangriento.

- Eres muy malo, ¿por qué hiciste eso? - Grandes lagrimones rodaban por la piel manchada de sangre, trató de limpiarse con la mano pero sólo lleno su rostro de más color carmín.
- Oh ¿lloriqueos otra vez? Si en un segundo muchos de los presentes te podemos dejar como nuevo, aprende a perder sin sentirte humillado, a veces es divertido. - Yuelio puso sus labios de nuevo en su cerveza de moras, mientras acariciaba la cabeza de Pierre. Este tipo de gestos era incomprensible quizás para la humanidad, sin embargo el alado consideraba a Pierre muy buen amigo y lo quería mucho. Sin embargo los hechiceros parecerían más crueles porque no tenían contemplación en la crueldad de sus peleas. Un muerto se revivía, un herido se curaba, eran más filosos el aburrimiento, la soledad, el abandono y las palabras crueles  Cómo si fuese un niño pequeño lo acunó entre sus alas, y en un parpadeó Pierre estaba totalmente sanado y limpio.
- Anda ve a divertirte  - La noche continuó entre risas, masacres, bailes y fiesta. De los mejores cumpleaños a los que se habían asistido.



viernes, 20 de julio de 2012

La lujuria en la lluvia - Zak

Yuki no paraba de hacer preguntas bobas o sin respuestas. Heine ardía en deseos de escuchar otra voz o al menos alguna forma de callar a Yuki por lo que sin perder tiempo se había dirigido al baño de la casa. En algún tiempo pudo haber sido un lugar exquisito decorado al puro estilo griego, con columnas, piso de mármol y una alberca que hacía de tina. Repitiendo, que sería exquisito de no ser por la lama que rodeaba las estructuras y las hierbas malas enredándose en las estatuas y columnas.
Al centro de la piscina se encontraba una exótica estatua de ópalo de un hombre de sensual figura y mirada perdída.
- Zak... - susurró Yuki al darse cuenta de la figura.
- Así es...es tiempo de levantarlo. - Heine le dió una chupada a su pipa, soltó una humareda que se transformó en unas luminosas y pequeñas mariposas azules. A su vez Yuki tocó con ambas manos el frio del mármol y alredor de la estatua unas rosas de color azul comenzaron a crecer. En un momento las mariposas se habían perdido en un tornado envolviendo la estatua mientras las rosas la envolvieron por completo como una tela de araña. Ambos estaban concentrados, ojos cerrados recitando intercaladamente
- Despierta eterno casanova... - la habitación comenzó a bajar de temperatura...
- Despierta lujuria tormentosa.. - las plantas y hongos a congelarse ...
- El deseo del río torrencial... - el agua se volvía sólida...
- El deseo de la lluvia...- el viento aullando, las flores creciendo por todos lados...
- De cubrirlo todo - Corearon ambos.
Una luz cegadora, y en vez de la estatua se encontraba un apuesto hombre que no pasaba de los 25, piel blanca como la nieve, ojos claros y azules, y el cabello de un color azul rey. Las flores y las mariposas habían desaparecido por completo. Bajó con movimientos felinos de dónde estaba postrado y comenzó a andar hacia sus compañeros. A cada paso que daba, el agua retomaba su estado líquido, sin embargo el caminaba sobre ella con mucha gracia sin hundirse en ella.
- Ya era hora... - su voz engatusaba y su sonrisa hechizaba. Sensualmente se acercó hacía Heine y su rostro lo colocó frente al suyo - ¿Ahora eres mujer? Vaya no te gustaría ver lo que podemos hacer con ese cuerpo tu... -
El golpe directo de un libro sostenido por Heine no se dejó esperar. Zak perdió la concentración y de su cabeza resaltaron  sus orejas de lobo, la cola se ondeó disgustada y sus colmillos se mostraron a la ofensiva.
- Aunque tengas un cuerpo femenino sigues teniendo un carácter poco agraciado. -
- Ese trabajo es tuyo ¿no? ser el social, el seductor...  - Heine sabía que se necesitaba tan poco para contentarlo y hacer olvidar...
- ¿Te parece? - el ego del peliazul se inflaba. Zak era literalmente como su elemento, cambiaba claramente y rápido de estado, era indetenible y andaba por dónde sea. Los filosos colmillos le servían mucho puesto que tenía sangre vampiresca y de hombre lobo, un monstruo de seducción sediento de poder, sangre e interacciones carnales, lo demás (fuera de su familia) le era totalmente indiferente (aunque a veces para él también le eran indiferentes). Zak podía manejar al agua en cualquiera de sus estados lo que lo convertía en un guerrero bastante peligroso, pero era demasiado perezoso para poder ser un real peligro. - ... ¿Entonces? Ya sólo falta nuestro angelito... - Los ojos de Yuki se abrieron como platos soperos...
-¿C..c...Coro? - Las lágrimas se amontonaban en sus ojos, el terror era notable
- Oh... si, se alegrará de verte... - Yuki sólo pudo dar un trago de saliva.

Jueves de Yopo I

La tarde era totalmente perfecta para un paseo. Heine dió unos cuántos pasos por el asfalto mientras los humanos que no la veían cruzaban de un lado para otro.
- Demasiada gente.. - pensó ella mientras jugueteo con su sombrilla de color verde limón. Todos con un implacable sentimiento de prisa. Todo mundo tenía, debía, quería llegar a tiempo, sin tiempo realmente. Sólo tenían ese deseo que parecía perseguirles de llegar a salvo a su casa y hacer alguna otra actividad que la que estuvieron haciendo durante el día.
Yuelio en un momento más saldría también de su trabajo y ya tenía la agenda lista para la noche. Una visita para celebrar la felicidad de varios de sus amigos. Todos los que consideraba amigos habían sido bendecidos con un pequeño hechizo de felicidad y esperanza. El hechicero sólo quería regodearse de ver los resultados antes de que quizás se desplomarán en otro vacío. Tenía que admitir que ver a sus amigos desilusionados era parte de la macabra diversión, pero para eso debía verlos en la punta de la felicidad, lo cuál le provocaba también una sensación de alegría y cumplimiento.
Heine veía las nubes del cielo y sonrió...
- Mejoremos el día - Un ligero soplo alborotó al viento y junto las nubes de lluvia. Se golpearon unas a otras y el impacto obligó el comienzo de la lluvia.
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Yuelio se quitó los tenis y los arrojó junto a sus húmedos calcetines a una esquina de su habitación. La lluvia la pudo detener perfectamente por arriba, haciendo que ni un cabello se le mojara, pero eso no le evito pisar charcos y sentir cómo la humedad penetraba en sus pies, sin un lugar para salir después.
Se cambió y eligió unas sandalias para salir en la noche. Nada elegante, pero no esperaba ligar en esta ocasión. Zak dormía plácidamente en la cama, y parecía no tener intenciones de comer, por lo que las erecciones y deseos carnales estarían fuera de la noche. Al salir se topó con la sorpresa de ver a los padres de Copper, éste en su forma humana veía frustrado el espéctaculo del reacomodo de su cuarto.
-Buenas noches - Sonrió Yuelio torpemente. Esperaba su llegada, pero realmente no esperaba verlos. Al parecer le trajeron unas cuantas cosas más para subsistir en casa. Olvidando que eran sólo el hechicero de esperanza y Yoshua quienes habían tomado posesión de la cocina, los padres habían traido varias raciones de carnitas y utensilios de cocina poco frecuentes. Al recibir la contestación y entrar en una pequeña charla sin sentido, les deseó buen viaje y se retiró del lugar.
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Llegó a tiempo para ver a Yopo, el inexpresivo hechicero informático platicar con la humana que había traído a los ya tradicionales jueves de embriaguez. Los demás, puntuales como siempre aún no llegaban. Heine miró por el hombro de su creador y observó a la humana.
- Tiene potencial -
- ¿Crees? La veo desesperada pero de esas desesperaciones que son empalagosas. - Esa señorita sólo tenía la cabeza pensando en mujeres y lo sola que se sentía. - Ya veremos -
Después de los habituales saludos y un poco de cerveza de barril, comenzaron a llegar los demás. Dos humanos más traídos por Yopo, la pareja de Fred y Mina (tocando la curiosidad que últimamente Mina llegaba antes que Fred, él solía ir por ella), y finalmente hizo aparición Void con su nueva novia, una simpática oráculo de luz. Últimamente le había estado recriminando a Yuelio su falta de atención en él. -- Yu - le siseaba, visiblemente disgustado por la poca importancia que le puso en las pláticas. Sin embargo el pelinegro ya se sabía esos pucheros y sabía que sólo era necesario contestar unas cuantas preguntas bobas y hacerlo reir a más no poder para dejarle satisfecho de nuevo. La noche corrió amena entre cervezas, vino, comida y compañía. En un pestañeo también había aparecido Ren que había dejado a su amada hace unos momentos en el aeropuerto.
-Un brindis - jugueteó el hechicero de esperanza con su copa de sangría, una sabrosa combinación  de vino tinto, jugo de naranja y pedazos de manzana verde que flotaban cual icebergs en la bebida - un brindis por tantas ocasiones buenas. Ren consiguió trabajo, Yopo ingresó en el curso que quería y por las felices parejas de Void y  Fred - Copas y tarros chocaron en el aire y el ánimo mejoró en la noche. 
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Al regresar Yuelio a su casa, Heine le sonrío...
- Sabes bien lo que sigue... -
- Por supuesto... - su cuerpo se tumbó ebrio y feliz... - después de todo tu heredaste el título de hechicera de esperanza, yo por mi lado... seguiré siendo... el oráculo del orden y del caos. -
La sonrisa de Heine se amplió en una mueca, también veía lo que venía y sería de lo más interesante.

jueves, 2 de febrero de 2012

El dulce en mi -Yuki-

Todo mundo sabe que una casa tan grande no se puede manejar sin ocupantes, es un lugar muy grande para vivir sola y Heine lo sabía. Hacía mucho tiempo, pero había tanta gente que pensaba que no cabría y era tiempo de poblarla de nuevo. Había que invocar a todos los que solían vivir ahí... y quizás reclutar más gente. Mientras más mejor...
Golpeo su pipa contra su mano y en un segundo apareció un pequeño recipiente color amarillo en su mano. Al abrirlo, dentro había un polvo de color blanco, que cualquier enfermo de mente confundiría con cocaína, sin embargo, todos los que aún gozan de imaginación verían el azúcar que las madres espolvorean en los brownies, justo cuando terminan de cocinarse. La lanzó al aire y con un movimiento de su pipa comenzó a dirigirla, las mariposas esmeraldas se espolvorearon en ella, hasta adquirir un color crema. Las mariposas danzaban en todos los sentidos, y sin que nadie lo notara empezaron a multiplicarse. 
Un aleteo más grande llenó la habitación y el lugar se llenó de una luz color crema. Inesperadamente todas las mariposas comenzaron a concentrarse en un solo lugar y soltaron un resplandor cegador. 
-Despierta, llevas mucho tiempo dormido. Timidez y dulzura, bondad sin cordura, regresa a la vida joven demonio de la inocencia.- Heine sonrió. Al terminar el resplandor, de donde se concentraron las mariposas quedó el rastro de un niño, cuya piel era tan blanca que se asemejaba al azúcar que se espolvoreo para invocarle.  Tenía un rostro totalmente angelical, y unos ojos amarillos llenos de cariño y timidez. Lo único que no concordaba era un pequeño par de orejas de perro de color amarillas y una cola esponjosa del mismo color rubio del muchacho. 
-Yu...Yuki reportándose- Yuki fue creado como demonio por el dueño anterior del castillo, un reflejo de que no todo lo bueno tiene que ser esencialmente bueno. De temperamento gentil y dulce, Yuki tenía sólo dos especialidades en magia: proteger y regenerar. A diferencia de Heine, su elemento era la tierra y suele tener enorme paciencia para cualquier actividad lo que lo hace presa fácil de tretas y artimañas. 
- Creí que no volveríamos...- 
- Necesitamos toda la ayuda posible para seguir en el juego...- 
- Pues si pero... eres mujer ahora?- 
- Equilibrio, sabes que a él le gusta- Heine suspiro y le tomó de la mano. Vamos es tiempo de regresar a los otros 2...

miércoles, 1 de febrero de 2012

Dia 0 - El regreso-


-Hace tiempo que no volvía a esa mansión - La joven se acercó a la enorme puerta de madera con decorados de oro y la empujo. La puerta chirrió olvidada, hacía tiempo que no entraba, pero había muchos cambios en ella, había muchos cambios que hacer.
 En un suave movimiento de su mano unas mariposas color esmeralda brotaron y en un parpadeo se transformaron en una pipa del tamaño de una varita. Si bien Heine no fumaba tabaco, le gustaba ver el humo salir de su pipa, por lo que la llenaba de hierbas dulces y aromáticas, para sentarse a ver como su fragancia llenaba algún ambiente. Tomó la pipa entre sus dedos y la ondeó. El humo comenzó a rodear la estancia llena de polvo, memorias y olvido.
-Recuerden, recuerden su forma antes de que yo partiera, recuerden cuándo quisieron servir a su maestra-
En un abrir y cerrar de ojos la habitación completa adquirió vida, se encendieron las luces, se limpiaron los rincones, parecía como que la mansión entera le diera la bienvenida de vuelta a su eterna ama.
Heine sonrió y se acarició el largo cabello negro, que a la luz soltaba tintes colores azul. Era tiempo de volver a tomar su lugar como una bruja del senado. Quedaba mucho que hacer en esa enorme casa y esto sólo era el comienzo de la función.
-He vuelto...-