martes, 18 de abril de 2017

La flama de vida

El calor de la primavera se hacia presente en cada perlada gota de sudor que corría frenéticamente por la frente del hechicero. Era un día cómo cualquier otro pero existía un impulso silencioso dentro de él. Una sensación explosiva que lo hacía sentir amor, rabia, depresión y alegría a la vez. Estaba vivo.
Es difícil comprender el fuego dentro de cada ser, pese a llamarlo fuego podría describirse cómo una centella que tiene un brillo y color respectivo a la esencia que nos hace nosotros mismos.
Una bella llama dorada bordeada de tonos rosados era un apasionado romance, mientras una débil y gélida llama color turquesa podría presentar a una persona totalmente despechada. Ese día la llama del joven hechicero cambiaba de colores e intensidad de manera continua. Cada lamida del fuego la hacía pasar a un verde esmeralda, al azul de un cielo tranquilo en el mar, un nauseabundo amarillo canario y en ocasiones estaba seguro de no ver color alguno.
No existía nada y existía todo.
Igual esa sensación de querer comerse al mundo y no saber por dónde empezar. Esa sensación de certidumbre que al menos un juego suele tener reglas y metas, pero con 1000 años de vida, las metas, las reglas y los jugadores cambiaban y de la misma forma, podía cambiar esa mirada en la ventana. Acongojado y fastidiado por tanta sensación, el hechicero abrazó con fuerza una criatura mágica cuya forma de papa desentonaba con los bellos colores que la componían. Sus ojos amarillos miraban desorientados para todos lados tratando de entender qué le ocurría a su maestro y harmoniosamente movía de un lado a otro su pequeña cola.
Los pensamientos se arremolinaban en su cabeza, amor, deseo, odio, disgusto, decepción y sobre todo, su característica esperanza. No existe acaso un momento en el cuál ves a los que te rodean y deseas hacerlos felices? No deseas que sus ojos te aprueben? que sus actos vayan con lo orquestado y lo esperado? Que puedas hacer sin peligro todas las cosas que te dicte tu alma con amor puro y sincero? Saber reaccionar a momentos en que puedas dañar a alguien que quieres? Saber enfrentar a las situaciones incómodas y salir adelante?
¿No lo desean?
¿No lo esperan?
¿No lo quieren?
Los ojos del hechicero se perdían en locura y codicia. Quiero traerles felicidad y esperanza a todos! Su fuego se avivaba, su corazón se aceleraba al igual que su respiración y sus brazos volvieron a presionar a la criatura. La enorme patata emitió un chillido de angustia al sentir la nueva presión y la pasión con la cuál estaba siendo apretada. El chillido sobresaltó al hechicero que salió de su trance al momento de darse cuenta que estaba lastimando a la mascota que había creado.
Sus manos comenzaron a acariciar el lomo del animal, mientras este movía las pequeñas patas delanteras en señal juguetona. La flama dentro de él comenzaba a calmarse y adquirir un estable color violeta, el cuál mientras más se calmaba iba tomando un tono verdoso y sereno.
Tengo demasiado que pensar últimamente. Se repetía con cada movimiento de su mano. La sala comenzó a oscurecerse y las pequeñas lámparas se encendieron dando un cálido ambiente a la ocasión.
-¿Cuándo es el mejor momento para elegir? ¿Cuánto es lo correcto absorber? ¿Cuánto esta permitido desear y cuánto es correcto cumplir? ¿Cuándo es el mejor momento para darse cuenta que uno esta vivo?

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